La deshidratación, enemigo silencioso
- Anne Robert
- hace 17 horas
- 3 Min. de lectura

¿Te duele la cabeza? ¿se te olvidan cosas? ¿Sufres calambres? Antes de correr donde el médico, ¿Sabías que podrías empezar por probar con tomar más agua?
Aprendí eso hace poco: alrededor de los 70 años, nuestro cuerpo empieza a requerir más agua que anteriormente y, al mismo tiempo, disminuye la sensación de sed: reúne las condiciones perfectas para deshidratarnos sin que nos enteremos del problema.
Veamos: alrededor de esta edad, el porcentaje de agua en nuestro cuerpo desciende por debajo del mínimo saludable: 60% para los hombres y 50% en las mujeres.
Por otra parte, nuestros riñones solo pueden filtrar y eliminar la mitad de líquido si lo comparamos con su capacidad de cuando teníamos 30 años. Por lo tanto, requerimos más agua para eliminar la misma cantidad de urea, sodio, y otras sustancias que nuestro cuerpo desecha. Esta situación puede también afectar la acción de los medicamentos que tomamos.

Recordemos que el agua es esencial para muchas funciones indispensables de nuestro cuerpo y nuestra mente: permite transportar nutrientes y eliminar desechos; es un soporte estructural para tejidos y articulaciones, es indispensable para nuestra función cognitiva; facilita la termorregulación, la digestión, mantiene nuestra piel y mejora el rendimiento físico.
¿Cuáles son los síntomas de una posible deshidratación?
Estos pueden ser físicos, mentales y emocionales. Incluyen alteraciones de la presión arterial, aumento de la temperatura corporal, confusión mental, mareos, fatiga, calambres, orina oscura, dolor de cabeza e irritabilidad.
¿Cuánto líquido ocupamos diariamente?
Una manera sencilla de saberlo es dividir su peso corporal entre 7, y eso le dará la cantidad de vasos de 250 cl que debe consumir. Por ejemplo, si pesa 70 kilos, son 10 vasos de agua de 250 cl., o sea, 2 litros y medio. Si pesa 60 kilos, son 8 vasos y medio diarios, o sea 2 litros y un cuarto.
¿Qué líquidos consumir?
Mayormente agua sin agregarle nada, y además zumos, refrescos, infusiones, sopas, leche y aguas minerales.

Las bebidas industriales en general no son recomendables porque tienen alguna forma de glucosa y aditivos que no son aconsejables por sus efectos negativos, en particular sobre el nivel de azúcar en la sangre. Las bebidas “light” incluyen edulcorantes muy cuestionados por sus posibles efectos en enfermedades como el cáncer y su acción de deterioro de la flora intestinal que, además de dolores e hinchazón del vientre, favorece la obesidad.
Recuerda que el alcohol y las bebidas con cafeína no se incluyen en esta lista porque tienen un efecto diurético. Entre las bebidas naturales con cafeína, está el café, por supuesto, pero también el té negro y, en menor medida, el té verde.
El consumo de líquidos se efectúa con beber líquidos, comer alimentos sólidos, y es parte de ciertos procesos metabólicos.
El agua se elimina por la orina, las heces, la evaporación a través de la piel y de la respiración.
Para terminar, te ofrezco una lista publicada por la Universidad Computense de Madrid, España, que te puede ayudar a conocer la cantidad de líquido que ingieres a través de alimentos sólidos, para que puedas valorar la cantidad de líquido saludable para tí.

Contenido en agua de algunos alimentos (Fuente: Moreiras, Carbajal, Cabrera, 1998)
Mililitros de agua por cada 100 gramos de alimento
Leche desnatada y semi desnatada, refrescos, gaseosas, melón, lechuga, tomate, espárragos, sandía, pimientos, cardo, berenjena, coliflor, cebolla 90-99
Zumos, leche entera, fresas, judías verdes, espinacas, zanahoria, piña, cerezas, uvas, naranjas, yogur 80-89
Plátanos, patatas, maíz, queso fresco, pescados, pollo, carnes magras, aceitunas 70-79
Albóndigas, mortadela, pizzas, 50-59
Ciruelas, castañas, quesos semicurados 40-49
Pan blanco, pan integral, pan de molde, quesos curados, embutidos, membrillo 30-39
Miel, higos, pasas, pasteles, mermelada 20-29
Bollería, mantequilla, margarina 10-19
Arroz, pasta, leguminosas, frutos secos, azúcar, galletas, chocolate 1-9
Aceites 0
Quise compartir esta información pensando que nos ayudaría a ser más conscientes de la importancia del consumo cotidiano del agua para nuestro bienestar físico y mental.
El agua, ese elemento natural, bendito y necesario. Un buen recordatorio importante para regular nuestras funciones corporales y emocionales. Debería formar parte de nuestros hábitos cotidianos, no solo como necesidad física, sino también como un acto de cuidado y conciencia personal.🙂