En estos tiempos de computadoras, me gusta escribir a mano. Placer de escoger un bolígrafo que me inspira, sentir su presencia en mi mano, deslizarlo suavemente en la hoja.
Placer de elegir y conservar una libreta que me invita a confiarle mis secretos.
Placer de contemplar la página blanca que resuena con mi silencio interior del cual surgirán las palabras … Siento cómo gotean al inicio para luego correr, saltando barreras interiores.
Placer de afinar mi pensamiento para corresponderle con la palabra más exacta, capaz de liberar su energía.
Esa es la magia de escribir, donde mi mano cristaliza mi mente etérea. Es una práctica liberadora. ¿Qué escribo? Cosas personales, íntimas, fútiles y serias, las que comparto conmigo misma. Te invito a probarla: al inicio, se piensa que no hay nada que decir, que no se sabe escribir, pero con el tiempo, se vuelve un gozo, una verdadera terapia.
Se ha estudiado el escribir a mano y se ha comprobado que mejora la memoria, mejora el aprendizaje y la motricidad, ejercita más áreas del cerebro que el tecleo y así ayuda a prevenir el envejecimiento mental.
Agregaría, de mi propia experiencia, que buscar la expresión justa ayuda a clarificar nuestro espacio interior, entender y asumirlo mejor. Además, las palabras están cargadas de energía, nuestra energía, que así vamos liberando, para serenar nuestra mente y nuestro cuerpo.
Para indagar más, te dejo algunas sugerencias:
Comments